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Foto del escritorJaime Alee

H2 VERDE, ¿ Chile olvida algo clave en las cifras que fundamentan su plan?


El estudio de Mckinsey que fundamenta el estudio del gobierno para sustentar la factibilidad de que Chile pueda competir en el largo plazo en ser un gran lider global en la producción de H2 Verde se sustenta en que es posible compensar el mayor costo de transportar por barco el H2 Verde desde nuestro lejano país hacia la demanda, que son los países del hemisferio norte.

Siendo el mar, el sol y el viento, las fuentes básicas de energía primaria , disponer de ellas es un bien de uso libre de cualquier país que se lo proponga y la ventaja estará en el costo de venta al cliente final del H2 verde producido. Ello es afectado entonces tan solo por el costo de inversión de la planta y el costo de producción y transporte.

Según el plan de nuestro país, Esto sería factible por los menores costos de producción debido a la "calidad" energética de la radiación solar y eólica en el norte y sur de nuestro país, regalo divino por cierto.

Ello "compensaría" el menor costo de transporte que este ítem tendría en los países que producirían el H2 verde en el mismo lugar de la demanda o muy cerca de ella (Africa del norte por ejemplo o el golfo pérsico). Esta supuesta ventaja por cierto, estima en el plan de Chile que podría producir localmente el H2 verde entre un 10% hasta un 50% más barato que los otros países del mundo y ello compensaría su principal desventaja de estar tan lejos . Se concluye así que Chile será uno de los lideres globales en esta industria.

Sin embargo, a mi juicio, no se consideran dos elementos fundamentales en este juicio tan dramático y perentorio. (Elementos que afectan el corazón del supuesto del plan Chileno).

  1. Los países desarrollados están en un plan de recuperación que entregan enormes subsidios "aquí y ahora" para estos proyectos. Ello podría afectar y reducir dramáticamente el costo de inversión y con ello el costo de amortización afectando el costo de producción en forma relevante.

  2. El costo de oportunidad es clave y ello está asociado en quien hace las primeras inversiones reales. Mientras el plan de Chile es bastante conservador y está en una etapa de pilotaje de tamaños relativamente pequeños hasta el 2025, se observan planes enormes de inversión en el hemisferio norte que pronostican una producción comercial en los próximos 4 años.

Tan solo un ejemplo muy reciente; El gobierno de Bélgica planea usar parte de los nuevos fondos europeos post-pandemia para financiar la construcción de una “isla energética multifuncional” a 40 kilómetros de su costa y que tendría 281 kilómetros cuadrados de superficie y sólo con energía eólica sería capaz de producir 2,1 gigawatios de electricidad, lo mismo que producen dos reactores nucleares de última generación. La isla sería construida en la costa belga cerca de la frontera francesa y albergaría otras actividades, como la producción de hidrógeno verde e incluso antenas de telecomunicaciones 5G y de la futura generación 6G. El Ministerio de Energía estima que sólo la construcción de la isla costaría unos 420 millones de euros, por lo que se llevaría casi el 10% de los 5.000 millones de euros que le tocan a Bélgica de los nuevos fondos europeos (fondo de recuperación de 800.000 millones de euros). La idea, si termina por lanzarse su construcción y Bruselas acepta el proyecto como uno de los pilares del plan nacional de reformas e inversiones del gobierno belga, es que la isla esté construida y operativa para mediados de 2025.


Bélgica no es el único país que estudia construcciones similares basado en la ventaja de acceder a los enormes subsidios hoy disponibles de los planes de recuperación de la pandemia que suman unos 10 trillones de dolares en los países del G20. Las empresas que gestionan las redes eléctricas de Dinamarca (Energienet), Alemania (Tennet) y Países Bajos (Gasunie) estudian, con la compañía que maneja el puerto de Rotterdam (el mayor de Europa) la construcción de una isla similar frente al puerto holandés. Si se busca con detención, podrán encontrarse decenas de proyectos en estas mismas condiciones y en iguales estados de avance.


 

Me parece que estas señales son claras respecto a que los planes estratégicos deben fundarse en evidencias y plausibilidad de cumplir las metas, no solo destacando las bondades sino también las debilidades y la mitigación de las mismas en lo posible.

Me gustaría y apreciaría escuchar y participar con buena fe en un debate crítico al respecto con altura de miras y con un afán constructivo en vez de sólo leer expectativas dadas por visiones optimistas , incluso ingenuas, donde la promesa ya se da por hecha y donde muchos se suben al carro de una victoria incierta, sobre todo obviando el enorme esfuerzo económico y fiscal , además del riesgo empresarial, que implicaría cumplirla. Esos compromisos no los he encontrado en ninguna parte ni tampoco como serán enfrentados en su oportunidad.

Pareciera que quienes tenemos estas dudas, razonables por cierto, somos antipatriotas , mala onda o con intereses creados. Somos los mensajeros y somos invisibilizados, pero francamente deseamos que las cosas sean reales y funcionen correctamente y para ello debemos usar bases técnicas y evidencias, no sólo actos de fe.

Esto nos ha pasado en múltiples oportunidades antes. No repitamos nuevamente este camino a la decepción.

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